Nuestras vidas han cambiado en los últimos años de manera vertiginosa.
Se conocen innovaciones tecnológicas hasta hace poco inimaginables. Esto
ha producido cambios en los procesos y vínculos sociales.
Por eso, al hablar de la era digital, debemos pensar no sólo en las Nuevas TIC’s y lo que nos permiten hacer, sino especialmente en todos los cambios sociales que están produciéndose con su utilización y su efecto en las relaciones interpersonales. Con las tecnologías han aparecido nuevas figuras de ciber delitos, y entre nuestros jóvenes se ha vuelto cada más frecuente el uso de las nuevas tecnologías para intimidar o agredir de manera intencionada. Es lo que usualmente conocemos como ciberacoso o ciberbullying.
Pero a diferencia de lo que muchos puedan creer, el mayor problema del ciberacoso no son las tecnologías sino las personas. El ciberbullying no es, ni más ni menos, que una forma de violencia, es un modo de no tolerar las diferencias, de la imposición de ideas propias, en el cual las tecnologías son solo el medio para hacerlo público, para generalizarlo y para perpetuarlo en el tiempo.
Esta violencia general en la que nos encontramos inmersos, y que comprende las más variadas formas de agresión, tiene un efecto multiplicador y expansivo que no solo afecta a la víctima y su entorno cercano, sino a la sociedad en pleno, por lo cual, su aumento es motivo de preocupación pero sobre todo, debiera serlo de acción.
Por eso, al hablar de la era digital, debemos pensar no sólo en las Nuevas TIC’s y lo que nos permiten hacer, sino especialmente en todos los cambios sociales que están produciéndose con su utilización y su efecto en las relaciones interpersonales. Con las tecnologías han aparecido nuevas figuras de ciber delitos, y entre nuestros jóvenes se ha vuelto cada más frecuente el uso de las nuevas tecnologías para intimidar o agredir de manera intencionada. Es lo que usualmente conocemos como ciberacoso o ciberbullying.
Pero a diferencia de lo que muchos puedan creer, el mayor problema del ciberacoso no son las tecnologías sino las personas. El ciberbullying no es, ni más ni menos, que una forma de violencia, es un modo de no tolerar las diferencias, de la imposición de ideas propias, en el cual las tecnologías son solo el medio para hacerlo público, para generalizarlo y para perpetuarlo en el tiempo.
Esta violencia general en la que nos encontramos inmersos, y que comprende las más variadas formas de agresión, tiene un efecto multiplicador y expansivo que no solo afecta a la víctima y su entorno cercano, sino a la sociedad en pleno, por lo cual, su aumento es motivo de preocupación pero sobre todo, debiera serlo de acción.
Lorena C. Bolzón
Directora de Estudios del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral